
Su madre perdió la memoria demasiado pronto, a la espalda; su marido se fugó con el repartidor de Glovo, a la espalda; su hija mayor se citó con un contacto de Instagram que resultó ser un pervertido, a la espalda; en el trabajo tuvieron que recortar las horas por necesidades del servicio, a la espalda.
Todo se lo fue echando a la espalda, hasta que hizo crack. Lo último que se sabe de ella es que se subió a un tren. Iba ligera de equipaje, ni siquiera una mochila en la espalda.
Para la foto propuesta por Bienve Fajardo para Valencia Escribe.
Aurora, me gustan tus micros de trasfondo social, lo cuentas todo de un modo amable y sin embargo no dejas de retratar la dureza de lo que ocurre en la calle. La espalda no nos da a muchos para cargar con todo lo que la vida nos «regala».
No me extraña que tu personaje se haya marchado a por tabaco, como se decía antes, sin mochila y sin mirar atrás.
Que pases un buen domingo.
Como suele decirse… Así es la vida. Un abrazo muy fuerte, Ángel. A pasar buen día😃
Uffff… Te has inspirado en la foto o en alguien a quien conoces y quieres demasiado? Bordado.
Ha sido ver la foto y venir la historia sola😊Muchas gracias🥰
Extraordinario. El fin simbólico de no echarse atrás la mochila lo dice todo. Duro al principio, ligero al final.
Muchas gracias, Paula. A veces hay que ir soltando lastre para poder seguir😊Un abrazo.