La vio llorar y pasó de largo. Luego lo pensó mejor y volvió sobre sus pasos. Ya no estaba, su tristeza y ella habían desaparecido entre la gente, al mismo tiempo que su oportunidad para preocuparse por otro ser humano que no fuera él. Suspiró aliviado. La verdad es que no le apetecía nada escuchar las penas de esa desconocida. Ni siquiera entendía por qué había reparado en ella. Se encendió un cigarro y siguió caminando. Mucho más tranquilo, reconciliado consigo mismo.
Para el Reto de las cinco líneas, de Adella Brac. Mes de enero de 2022.
Aurora, este si que es un fiel reflejo de la realidad, en general poco nos preocupan los problemas de los demás.
Buena aportación al reto.
Muchas gracias, Ángel. A mí me ha gustado mucho tu historia. Ojalá surja de ahí una bonita historia de amor😄
Auro, has plasmado la cruel realidad en la que vivimos. El egoísmo, se ha convertido en uno de los problemas más gordos de nuestra sociedad. Hacemos alarde de tener una empatía tremenda y, ni menos. Qué poquitos poseemos esa cualidad. Y qué duro es, sentir que nadie la tiene, que nadie se da cuenta de lo que ocurre. No hace falta hacer donaciones a ONGS. Simplemente, con mirar al vecino se puede ayudar a esas personas q tanto lo necesitan.
Gracias por fotografiar, claramente, nuestra realidad. Gracias ❤️
Muchas gracias por tu análisis, Ire. Exactamente eso he querido reflejar🥰
Las personas solemos ir a lo nuestro y poco nos preocupa el vecino, cuanto más un desconocido.
Muy bueno Aurora!!
Besicos muchos.
Así es. A veces hay que hacer autocrítica, reconocerlo y, si es posible, mejorar😊Gracias, Nani🥰
La sociedad actual no promueve la empatía y esto es un ejemplo. Lo gracioso es que el hombre se siente satisfecho consigo mismo, por no hacer nada. Autocomplacencia sin duda. Un abrazo.
Se va tranquilo sabiendo que, al menos, lo ha intentado. Un abrazo.
Tiene que andar con más cuidado tu protagonista, eh, a puntito ha estado de meter la pata.
A punto de ayudar a otro ser humano, uf, menos mal que se ha librado. Un abrazo fuerte, Margarita.