
La primera vez que la vi con la cámara colgada del cuello, no me transmitió nada. Ni fu ni fa. La segunda, me inquietó porque observaba algo con tanto detenimiento que parecía que lo iba a diseccionar. Las 43 veces que la he visto desde entonces, haciendo fotos, me han dado una razón para vivir.
Me aparezco en sitios extraños, inesperados, sorprendentes. Y me aseguro de que su objetivo me alcance.
Quién sabe, quizá algún día lo descubra, lo entienda y me dé una oportunidad.
Para los viernes creativos. el Bic naranja. Foto propuesta por Ele.