
La impecabilidad del trabajo estaba fuera de dudas. Merecía un sobresaliente, aunque nunca lo recibiría. Cuando el profesor recuperara la consciencia, tardaría en darse cuenta de que era invisible. Al fin y al cabo, se había esmerado con la fórmula. Con un silencioso abrazo, se despidió de él, mostrando así una fraternidad que ya no sentía. Lo abandonó allí, apoyado contra un árbol o eso creía porque no podía verlo. De hecho, casi podría jurar que ni siquiera era capaz de recordarlo.
Para Cinco palabras:
Las cinco palabras de Yolanda Quesada:
IMPECABILIDAD
CONSCIENCIA
INVISIBLE
SILENCIOSO
FRATERNIDAD
Merece Matricula de honor y seguro que hay quien le compra la formula al precio que quiera.
Muy buen micro Aurora, tiene un fino humor negro que me ha encantado.
Un beso.
No estaría mal esa fórmula para según qué casos, habría que usarla con cuidado, pero de vez en cuando…jeje. Muchas gracias por tus palabras, Ángel. Un abrazo😊
😁 Es muy gracioso y creativo. Ojalá podamos hacer invisibles a los jefes también, aunque sea una abstracción mental.
Muy bueno. Lo que no se ve no se recuerda, uno de los grandes problemas de las nuevas generaciones…
Saludos,
J.
Muchas gracias por la lectura atenta y la visita. Un abrazo fuerte😊
Recuerdo una frase que decía más o menos, que el verdadero secreto del mundo está en lo visible, no en lo invisible. Quizás porque como te han dicho en el comentario anterior, «lo que no se ve, no se recuerda» En todo caso el alumno es de matrícula, aunque me pregunto si podrá poner este hecho en su curriculum, porque la invisibilidad está muy cotizada 😉 Como siempre original micro. Un abrazo
El problema está en quién le va a poner la nota, si no se sabe dónde está el profesor😂😂Gracias por tu visita, Sabius. Un abrazo😊